Esfuérzate y sé Valiente
Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
(Josué 1:6-9, RVR 1960)
Una tentación a la que a veces me enfrento es pensar que porque entiendo un pasaje y tengo una idea general de cómo se aplica en mi vida, lo conozco lo suficientemente bien como para pasar a algo nuevo. Así, remplazo el objetivo de la obediencia por otro más fácil, el de la comprensión. Me felicito por haber entendido el pasaje y por el deseo de vivirlo, como si eso fuera suficiente y además, me temo que muchas de nuestras enseñanzas en la iglesia refuerzan involuntariamente este tipo de perspectiva. Estudiamos un pasaje bíblico, reflexionamos sobre su aplicación, oramos juntos y luego nos despedimos del grupo para ir cada uno por su lado. Cuando volvemos a reunirnos dentro de una semana más o menos, no solemos seguir reflexionando sobre la lección de la semana anterior, sino que pasamos a algo nuevo. Aún si nuestro conocimiento y comprensión de las Escrituras pueden estar creciendo, ésto no está siendo igualado por nuestra transformación y el aumento de nuestra obediencia.
En este pasaje, Josué se había convertido recientemente en el líder de la nación de Israel mientras se preparaban para entrar en la tierra que Dios les había prometido. Dios le exhorta a tener la fuerza y el valor necesarios para obedecer lo que Dios le ha ordenado. No va a ser fácil, y habrá momentos en que Josué se sentirá desanimado y temeroso, por lo que Dios le insta a ser fuerte y valiente. Para ello, Dios vuelve a dirigir la atención de Josué hacia la Ley que había dado a Moisés como una guía segura para él y para la nación. El deseo de Dios es que Josué no sólo conozca y entienda la Ley, sino que la viva. Josué debe «de hacer conforme a toda la ley que [su] siervo Moisés [le] mandó». Para lograrlo, Dios insta a Josué diciéndole: «de día y de noche meditarás en él [libro de la Ley], para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito».
Algo que he aprendido bien es que cuando voy a dirigir un grupo de estudio bíblico no debo apresurarme haciendo una preparación poco antes de la lección, sino que debo extenderla a lo largo de varios días, dedicando los dos o tres primeros días simplemente a leer el pasaje o pasajes una y otra vez, pidiéndole a Dios que me enseñe a través de ellos, y a meditar en ellos. Esto me da la oportunidad de que Dios me muestre lo que es importante para mí y lo que es importante para los que voy a guiar en el estudio. El significado del pasaje puede estar claro, pero su importancia para nosotros en este tiempo y lugar puede no estarlo, y necesito la ayuda de Dios para discernir. Leo, medito y oro para que el Espíritu Santo tome esta «Palabra viva» y la use para los propósitos que Dios tiene para su pueblo hoy, incluyéndome a mí.
Reflexiona y pregúntate si en tu propia labor dirigiendo grupos de estudio bíblico, te estás apresurando al prepararlos. Una vez conocí a un hombre que leía por primera vez su lección bíblica en la mañana misma en que iba a enseñar a la clase de escuela dominical de niños. ¡Qué triste! Su enseñanza se había convertido simplemente en una tarea que cumplir, en lugar de una oportunidad para que Dios le enseñara y luego lo usara para ayudar a los niños a conocer más plenamente el deseo de Dios para ellos y cómo caminar con Él más de cerca. En lugar de apresurarme en la preparación, me gusta pensar en la lectura y la meditación durante unos días como para «marinar» en la Palabra de Dios, dejando que me empape y me impacte más profundamente. Me encanta cocinar a la parrilla, y a menudo dejo marinar la carne durante un par de días, permitiendo que los sabores penetren en la carne. Del mismo modo, mientras lees, relees y meditas sobre el pasaje que vas a estudiar con tu grupo, invita al Espíritu Santo a que te muestre la relevancia y las implicaciones de esas Escrituras para ti, y luego para aquellos a los que vas a enseñar. Este enfoque puede profundizar el impacto de tu lección, ya que Dios utiliza ese tiempo prolongado de estudio de las Escrituras para guiar tu preparación.
Dios afirma que el éxito de los esfuerzos de Josué dependerá no sólo de su conocimiento, sino de su obediencia a las instrucciones de Dios. Dios le ha dado una guía clara y confiable, y aunque las circunstancias de Josué puedan parecer estresantes, Dios le asegura que todo estará bien porque Él mismo estará con Josué, dondequiera que vaya. Esta promesa se aplica también a nosotros como maestros. Dios no sólo nos ha dado instrucción a través de Su Palabra, sino que también nos ha dado a Él mismo. Él está con nosotros cuando estudiamos las Escrituras con otros, dispuesto a ayudarnos a entender y aplicar lo que aprendemos. Por esta razón, Josué pudo ser fuerte y valiente en lugar de estar asustado o consternado. Esto nos da fuerza y valor también para nuestros ministerios de enseñanza.
Gracias, Padre, por darme Tu Palabra para guiarme en mi camino contigo. Y lo que es aún más importante, te doy gracias por Tu presencia cuando estudio Tu Palabra, cuando preparo mis lecciones y cuando dirijo mi grupo de estudio. Ayúdame para que aprenda a meditar en Tu Palabra para que puedas enseñarme y transformarme, y me ayudes a comprender mejor el significado de las Escrituras para aquellos a quienes enseño. Además, haz que Tu presencia a mi lado me dé valor y fuerza para realizar la tarea de enseñar, sabiendo que actúas entre nosotros para nuestro bien. Amén.