Generación a Generación Celebrará Tus Obras
Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
Cada día te bendeciré,
Y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.
Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza;
Y su grandeza es inescrutable.
Generación a generación celebrará tus obras,
Y anunciará tus poderosos hechos.
En la hermosura de la gloria de tu magnificencia,
Y en tus hechos maravillosos meditaré.
Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres,
Y yo publicaré tu grandeza.
Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad,
Y cantarán tu justicia.
(Salmo 145:1-7, RVR 1960)
¿Alguna vez te has sentido tan feliz por algo bueno que te ha pasado que no has podido esperar para contárselo a alguien? Conseguir un nuevo trabajo, comprometerse para casarse, el nacimiento de un bebé o un nieto son cosas demasiado buenas para guardarlas para uno mismo. Nos gusta compartir las buenas noticias con los demás, y nos llena aún más de alegría que otros se alegren con nosotros.
En este salmo, el autor se siente deslumbrado por la grandeza de Dios. Busca palabras para poder describir lo maravilloso que es Dios. Mientras reflexiona sobre los actos de Dios, acumula alabanzas por sus hechos «poderosos», «maravillosos» y «estupendos». Repetidamente, el salmista declara la grandeza, gloria, majestad, poder, bondad y justicia de Dios. Meditar en el esplendor de Dios y en sus maravillosas obras lo afecta profundamente. Como resultado, no puede guardarlo para sí, y declara la grandeza de Dios a los demás. Y vemos cómo se produce un «efecto multiplicador» a medida que una generación celebra las obras de Dios a otra, anuncia Sus actos poderosos, habla de los hechos asombrosos de Dios, anuncia la bondad de Dios y canta Su justicia.
Estudiar la Biblia con otros puede aportarnos muchas cosas. Aprendemos más acerca de Dios, más acerca del Evangelio, cómo vivir como hijos de Dios, etc. Como al salmista, todo ello debería motivarnos para adorar al magnífico Dios del que hemos aprendido a través de Su Palabra. Si no nos sucede así, entonces, estamos haciendo algo mal o nuestro corazón no está respondiendo como debería. Como lo expresa tan bien Bill Smith en su post Theology to Doxology:
Theology’s end is doxology. Loving delight in worship is the goal of all knowledge of God. Whether in Sunday School or seminary, whether in private reading or public study of the Scriptures, if our knowledge doesn’t lead us to praise, then we haven’t really understood God.
I am quite aware that many of us pastors can turn orthodoxy into orthodusty in our theologically substantive teachings. Some of us like the intellectual stimulation and the thought of being right and, in course, can bore people to death. Shame on us if we do not lead our people through the depths of a letter like Romans and give our
people every reason to explode in praise.
(1/29/2018, https://kuyperian.com/theology-to-doxology/)
[El fin de la teología es la doxología. El deleite amoroso en la adoración es la meta de todo conocimiento de Dios. Ya sea en la escuela dominical o en el seminario, en la lectura privada o en el estudio colectivo de las Escrituras, si nuestro conocimiento no nos lleva a la alabanza, entonces no hemos entendido realmente a Dios.
Estoy muy consciente de que muchos pastores podemos convertir la ortodoxia en una materia árida en nuestras enseñanzas que sin embargo son teológicamente sustanciales. A algunos de nosotros nos gusta la estimulación intelectual y la idea de tener razón y, por supuesto, podemos matar a la gente de aburrimiento. Vergüenza debería darnos si no conducimos a la gente a la que enseñamos a través de las profundidades de una carta como la de Romanos y como resultado les damos todas las razones para explotar en alabanzas.]
«Estallar en alabanzas»; me encanta esa imagen. ¿Cuándo fue la última vez que su grupo de estudio bíblico concluyó con un canto de adoración a Dios? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que su grupo cerró con una ferviente oración de alabanza por lo que habían aprendido acerca de Dios y Sus poderosas obras? Estas pueden ser manifestaciones de un desbordamiento natural del corazón al aprender acerca de Dios y Sus obras.
Este tipo de adoración sincera también conduce a otro resultado muy positivo que es el deseo de hablar a otros de la maravilla, la bondad y la justicia de Dios. Cuando nuestros corazones participan en la adoración en torno a lo que estamos aprendiendo acerca de Dios, estamos más dispuestos a compartirlo con los demás. El salmo nos dice: «Generación a generación celebrará tus obras, Y anunciará tus poderosos hechos». La realidad es que no compartimos lo que no nos entusiasma. Cuando estudiamos juntos, si sólo nos ocupamos de nuestras mentes, pero no de nuestros corazones, puede que aprendamos algo, pero esto no nos moverá a adorar o a dar testimonio. Para el salmista, eso era inimaginable.
Mientras te preparas para dirigir tu próximo estudio bíblico, considera formas de compartir con tu grupo tu propio entusiasmo por el carácter de Dios y Sus poderosas obras. Busca maneras de incluir cantos de adoración y oraciones de respuesta por lo que tu grupo está aprendiendo. Trata de involucrar sus corazones tanto como sus mentes, y fomenta un espíritu de adoración mientras estudian juntos. Como parte de tu propia preparación para dirigir el estudio, dedica tiempo a meditar sobre el carácter de Dios y sus maravillosas obras. ¡Fomentar este espíritu de adoración comienza dentro de ti!
Padre, perdóname por aquellas veces en las que me limito a aprender algo nuevo de Tu Palabra sin una respuesta de alabanza y adoración a Ti. Despiértame a la maravilla de Tu bondad, justicia y gracia, y mueve mi corazón a adorarte y a compartir Tus asombrosas obras de amor por Tu pueblo. Ayúdame a guiar y enseñar en mi grupo de tal manera que logre mover los corazones y las mentes de todos, y así «explotemos en alabanza» por lo que Tú eres y lo que has hecho por nosotros, que somos indignos de ello. ¡Tú, Señor, eres digno de esta ferviente alabanza! Amén.